Seguramente le es familiar la expresión de “carro completo” cuando un partido político hace referencia a que en las próximas elecciones logrará obtener la victoria en la totalidad de las gubernaturas, municipios o distritos a disputarse en esa jornada electoral pero, en esta ocasión vamos a darle un enfoque diferente.
Imaginemos que la carrera (elección) en la cual va a participar se acerca. Necesita comenzar a preparar el vehículo (partido, estructura, estrategia, recurso humano etc.) con el que competirá y con el cual pretende ganar la carrera.
Además, requiere de un equipo multidisciplinario que con base a su conocimiento, capacidad y experiencia, lograrán determinar: Qué tipo de carrera es (municipal, estatal o federal); lugar de la carrera y el mapa (contexto político, social, electoral,). También, necesita determinar las características del vehículo (mensaje, imagen y propuestas) y por último, los pilotos más capaces (candidatos).
Pues bien, ya tenemos listo nuestro carro, con sus neumáticos según el terreno; la carrocería adecuada, clima; el quipo de los pits y por último, el motor y ¡Listo! Pero ¿qué pasa si todo esto lo hacemos una semana antes de la carrera y aún no sabemos quiénes serán nuestros pilotos?
Pues no tendríamos forma de que nuestros pilotos practiquen y conozcan el terreno, ya que un vehículo por sí solo no podría ganar la competencia. Para ello necesita que el piloto conozca el terreno, que haya practicado con ese vehículo; que conozca a su equipo que le asistiría en los pits y realizar los ajustes necesarios.
Pues bien, usted pensará que ya tenemos el carro completo, pero, y si le digo que cuando llegue el día de la competencia resulta que, con todo el trabajo hecho, con el tiempo de anticipación necesario, con el vehículo bien ajustado, con pilotos bien adiestrados y un buen equipo que asista antes y durante de la competencia, resultase que olvidaron ponerle gasolina y aceite al motor. Así es, hemos coincidido estimable lector, el carro simple y sencillamente no caminará o lo dejará a media carrera y por ende bien perdidos.
La gasolina es lo que hace mover a toda esa maquinaría, lo que le permite acelerar y rebasar a sus adversarios pero, en este ejemplo ¿qué es la gasolina? Pensó bien, el liderazgo. Sin un liderazgo fuerte, capaz, motivador, visionario, innovador y sobre todo cercano, pues difícilmente nuestro gran vehículo podrá tener la potencia necesaria para ser impulsado hacia nuestro objetivo; llegar a la meta pero en primer lugar. ¿Y el aceite?
Pues sin aceite nuevo, renovado y el adecuado para esa competencia, corremos el riesgo de que aquel desgaste de carreras anteriores, mermen el rendimiento y por lo tanto, por más gasolina que le demos al motor, éste sencillamente no responderá adecuadamente, corriendo el riesgo de que en plena competencia el motor “truene” y nos deje con ese gran vehículo a media carrera sin posibilidad ni tiempo para repararlo.
El motor es el alma del vehículo, es la fuerza que, con todo su complejo diseño de engranes, hace que, trabajando de manera coordinada, con todo el demás trabajo de adecuar el mejor tipo de vehículo, la práctica y los ajustes, permitan obtener las más altas posibilidades de triunfo. Ese motor es la militancia.
Carrera tras carrera, los engranes sufren un desgaste, pero, con un buen mantenimiento podrá seguir teniendo la misma o mejor potencia que antes.
Con la militancia es igual. Los partidos políticos tienen una tarea de aliviar el desgaste de campañas anteriores, de darle el mantenimiento adecuado, de remplazar las piezas que no funcionan, porque sencillamente ya cumplieron su ciclo de vida, y por otro lado, renovar componentes de aquél motor, que por su innovación y mejorado diseño, permitirán optimizar el desempeño del motor para estar a la altura de la carrera y de los competidores.
De cara a cualquier proceso electoral, es imprescindible que este procedimiento se lleve a cabo a fin de obtener los mejores resultados. Sin embargo, muchas veces y debido a la diversidad de opiniones e ideas complican aún más la tarea de diseñar el mejor y adecuado plan de campaña. El reto está en ver la misma realidad, pero con el mismo cristal y esto solo se puede lograr con el uso de herramientas profesionales e innovadoras que a pesar de la diversidad de opinión, prime el sentido de competitividad hacia afuera y no hacia adentro.
Y bien, para esto preparamos solo algunas recomendaciones, pero las más importantes para tener un carro completo, que sea ganador y coseche más victorias, aún en la competencia más difícil.
1.- Tiempo: De nada sirve el esfuerzo y trabajo en equipo que dé como resultado un gran vehículo, si no se realiza con suficiente antelación. Se tiene que practicar, conocer el terreno y realizar ajustes. Prepararse con tiempo se colocará dos pasos delante de sus competidores.
2.- Mapa: Imagine correr una carrera en el autódromo de Buenos Aires pero con un mapa del autódromo de Indianápolis. Complicado ¿no? Cada carrera es diferente a otra, son diferentes competidores, diferentes circunstancias y posición de arranque. El mapa correcto con el análisis correcto.
3.- Estrategia: No todo consiste en acelerar y rebasar. Analice el mapa, el clima, los competidores, sus pilotos, su equipo. Identifique fortalezas y debilidades. Vea dónde están las oportunidades y prepare su plan de crisis; una crisis manejada con improvisación puede echar abajo todo el trabajo previo. La estrategia le permitirá tener mayor posibilidad de ganar su competencia.
4.- Equipo: Si nunca ha corrido en una carrera tan competida como en la que se puede encontrar, pues necesitará a un equipo especializado que trabaje de manera independiente, pero con un sentido de interdependencia, es decir, en sinergia. Con el buen análisis, la estrategia y la implementación, el quipo deberá trabajar de manera coordinada, con dirección y en armonía entre sus miembros. Promueva el sentido de pertenencia y su equipo trabajará con pasión y entusiasmo.
5.- Mantenimiento: Recuerde que, a pesar de tener todo listo para la carrera, le deberá dar manteamiento a su principal activo, al motor; “el alma de su automóvil”. Pero no es durante la competencia, ni después, sino antes. Es el corazón de su carro, que si no le da mantenimiento preventivo, aquél desgaste de carreras anteriores se verá reflejado en el desempeño de la carrera.
¿Quiere ganar? Dele mantenimiento a su maquinaria, y aún en la competencia más difícil, ese motor no lo dejará tirado a media competencia, al contrario, hará que sus competidores muerdan el polvo.
6.- Visión: Ésta es sólo una carrera pero vienen muchas más. Si quiere ganar la copa, tiene que ganar esta carrera y la que sigue y la que sigue. La carrera que viene, es tan importante como la que viene después de esa. Si no gana esta carrera o no obtiene un bien lugar, en la que sigue estará en una mala posición, desgastado y con un equipo con el ánimo por los suelos.
Sin lugar a dudas, al elevar el nivel de competencia electoral, supone el fortalecimiento de las democracias. Entre más competencia exista, más competitivo se necesitará ser; el ciudadano tendrá la posibilidad de valorar más y mejores propuestas y con ello, el ejercicio del poder tendría que responder a las necesidades y expectativas de la ciudadanía. Habría mejores gobiernos que busquen ser refrendados a través de las siguientes elecciones y con ello entraríamos en un circulo virtuoso en beneficio de la sociedad misma.
¡Listo! Ahora ya tiene su carro completo. Es hora de salir a ganar.
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