Antes de salir de vacaciones, la Universidad Autónoma de Tamaulipas, a través del rector Enrique Carlos Etienne Pérez Del Río presentó su Código de Ética, documento que regirá el comportamiento ideal de los universitarios, tanto administrativos, académicos y alumnos.
Según la Real Academia de la Lengua, ética es “parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre, conjunto de normas morales que rigen la conducta humana”; eso trata de plasmar el documento que presentó el rector Etienne, y que tendrá vigencia inmediata.
La información de prensa no consigna el contenido del documento, aunque entendemos en general lo que se pretende con ello: hacer que los miembros de la comunidad universitaria nos podamos conducir a través de conductas y actitudes formales, morales y congruentes.
Morales… es un término también difícil de explicar por su naturaleza; en ese sentido, y apegándonos a la Real Academia, podemos decir que moral se define como: “perteneciente o relativo a las acciones o caracteres de las personas, desde el punto de vista de la bondad o malicia, que no pertenece al orden jurídico, sino al fuero interno o al respeto humano, o ciencia que trata del bien en general, y de las acciones humanas en orden a su bondad o malicia”.
Para explicarlo en otros términos, trata de propiciar que los miembros de la UAT en general aprendamos a conducirnos con acciones de bondad, honestas, congruentes con el comportamiento natural de un individuo, que tiene que ver con ser lo que queremos ser sin ofender y agredir a los demás, o sea, dejar hacer a todos lo que quieran y ser lo que queramos, dentro de los parámetros de una responsabilidad y actitud sobre el rol que nos toca: a los profesores, el tratar de ser los mejores para enseñar, hacerlo con actitud responsable y entregada a nuestra misión. Al investigador, apegarse a su función y tratar de hacerlo con el mayor profesionalismo posible.
A los trabajadores, procurar que cada peso del salario sea bien ganado en base a una acción responsable y de entrega a su trabajo, y a los directivos, que se conduzcan con honorabilidad, con honestidad, que no abusen de su poder y cargos, que no cometan más actos de nepotismo y deshonestidad, que no jueguen con los recursos públicos que la UAT pone en sus manos.
Que los profesores no trafiquen con influencias ni calificaciones, ni actitudes fuera de lo normal y congruente.
Que los estudiantes se apeguen a ser eso: estudiantes de tiempo completo y dejen de ser turistas académicos, paseantes de cafeterías escolares y miembros de la comunidad “copy-paste” que se ha posesionado de la conciencia y métodos “de investigación” actuales.
Que los maestros hagan una revisión de su trabajo y el trabajo de los muchachos para qué, entonces, todos, cada uno de los miembros de esta comunidad nos podamos sentir orgullosos de lo que somos, orgullosos de ser de la UAT y mostrar al mundo lo que realmente puede surgir de una universidad pública comprometida con su sociedad.
Hace falta mucho trabajo: que no haya más vividores en la UAT, que los dineros, peso por peso, sean bien gastados, que sea la autoridad generosa en los apoyos para los investigadores, que no pichicateen los recursos para salir a investigar o a mostrar en congresos estos resultados.
Que los parámetros de evaluación sean justos, enérgicos, atentos, meticulosos pero generosos para quien deja su vida su tiempo en todo lo que concierne a nuestra máxima casa de estudios.
El documento que presenta Etienne debe leerse y releerse varias veces, comprenderse, pero lo más importante: debe llevarse a la práctica, porque si no sucede así, de nada sirve tanto esfuerzo por presentarlos. Hay que vivirlos, en otra palabra.
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