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Sección: Editoriales / La Ley de Herodes

Don Antonio

Por: Miguel Ángel Isidro 17/07/2014 | Actualizada a las 14:09h
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La noche de este 15 de julio, falleció a los 88 años de edad en la ciudad de Cuernavaca el político y abogado Antonio Riva Palacio López, ex gobernador del estado de Morelos.

Forjado en las huestes del viejo priismo, el que se mantuvo 76 años en el poder, Don Antonio, como lo conocieron sus amigos y colaboradores, ocupó importantes cargos a lo largo de su carrera política: Secretario General de Gobierno en su natal estado, Diputado Federal y Senador por Morelos (fue presidente de la Cámara Alta), además de embajador de México en Ecuador.

Para el registro de la historia política del México moderno, queda el dato de que a Don Antonio le correspondió, de 1988 a 1994, ser el último priista que ha gobernado la tierra del general Zapata por un sexenio completo.

A su sucesor, el coronel Jorge Carrillo Olea, el gusto de ser gobernador se le acabó al cuarto año de su mandato, derrocado en la vorágine de una severa crisis de seguridad que su soberbia acrecentó de manera irremediable; se ahí siguieron dos “mini-gobernadores” cuyo paso por el cargo los morelenses preferirían olvidar, pues la anarquía y la corrupción se enseñorearon en ese periodo: Jorge Morales Barud, quien fue gobernador sustituto de 1998 a 2000, y Jorge Arturo García Rubí, quien fungió como gobernador interino por tres meses, debido a un cambio en el calendario electoral de la sureña entidad. Ese caótico periodo es conocido por los morelenses como el sexenio “de los tres Jorges”, y sus protagonistas fueron bautizados respectivamente como “Jorge El Malo”, “Jorge El Bueno” y “Jorge El Breve”.

A estos periodos siguieron dos gobiernos encabezados por panistas: Sergio Estrada Cajigal (2000-2006) y Marco Antonio Adame Castillo (2006-2012). Actualmente el gobernador de Morelos es Graco Ramírez Garrido Abreu, quien llegó al cargo bajo las siglas del PRD, y que al inicio de su gestión, sorprendió a propios y extraños al invitar al ex gobernador Riva Palacio a sumarse a su gobierno en el papel de consejero, en reconocimiento a su labor dentro del servicio público en favor de Morelos.

Antonio Riva Palacio López fue probablemente uno de los últimos políticos de su generación; entre sus contemporáneos se recuerda al poblano Mariano Piña Olaya, en Guerrero ocupaba la primera magistratura el malogrado José Francisco Ruiz Massieu y otro de sus mandatarios vecinos era el mexiquense Ignacio Pichardo Pagaza.

A Riva Palacio le tocó vivir una circunstancia política peculiar, y que de alguna manera marcó el rumbo de su paso por la gubernatura de Morelos. Debido a las condiciones del calendario electoral prevaleciente en aquel entonces,  fue designado como candidato a la gubernatura en los últimos meses del sexenio de Miguel de la Madrid Hurtado, con quien lo unía una estrecha amistad. A escasos meses de su arribo a la gubernatura, se celebran las polémicas elecciones de 1988, que lo toman prácticamente fuera de lugar (Don Antonio asumió funciones en mayo; las elecciones presidenciales fueron en julio), en las que por primera vez en su historia, el Partido Revolucionario Institucional sufre un severo revés al perder varias diputaciones federales y senadurías;  a tal grado que el triunfo de su candidato presidencial, Carlos Salinas de Gortari resulta altamente cuestionado por la opinión pública nacional e internacional.

Morelos fue una de las entidades donde el PRI perdió importantes espacios electorales, y quedó etiquetado como parte de lo que en su momento se conoció como el “Corredor Cardenista”, que comprendía una amplia zona geográfica: prácticamente todo el Distrito Federal y la zona conurbada del Estado de México, Morelos y la parte norte de Guerrero, regiones en las que el entonces abanderado del Frente Democrático Nacional Cuauhtémoc Cárdenas obtuvo una importante votación, y que en el futuro inmediato, junto con Michoacán, fueron un bastión muy relevante para el nacimiento del Partido de la Revolución Democrática.

Bajo estas circunstancias, a Riva Palacio le tocó sobrellevar todo su sexenio bajo una oleada de intrigas palaciegas, rumores y ataques de opositores y “amigos” que reiteradamente lo hacían “candidato” a ser depuesto del cargo;  no hay que olvidar que durante el sexenio de Carlos Salinas, prácticamente la mitad del territorio nacional terminó bajo el mando de gobernadores interinos.

Hubo un factor que fue clave para la sobrevivencia política del gobernador Riva Palacio en Morelos, pese al reiterado acoso de opositores  y el “fuego amigo”: su sólida amistad con Raúl Salinas Lozano, padre del ex presidente Salinas, con quien siempre mantuvo directa y permanente comunicación.

A quien esto escribe, le correspondió coincidir en el aspecto profesional con el paso de este personaje por la gubernatura de Morelos. En la segunda mitad de su administración, este reportero inició su actividad en los medios de comunicación, y durante varios meses me correspondió cubrir la fuente oficial.

La cobertura de la agenda del gobernador era una labor extenuante, pero que conllevaba un gran aprendizaje para quienes en esos años éramos novatos en el medio. Además de los actos y ceremonias oficiales, el mandatario realizaba giras de trabajo dos y hasta tres veces por semana por los distintos municipios del estado; y como era natural en los tiempos del PRI como partido hegemónico, la presencia del gobernador como jefe político del estado en actividades oficiales y eventos partidistas en la capital del país era algo tan obligatorio como reiterado.

Diferencias ideológicas aparte, con el paso del tiempo y conforme adquirimos más experiencia en el oficio, aprendimos a reconocer en Antonio Riva Palacio a un político de altura, no exento de errores, pero también dotado de un excepcional instinto político, atento y respetuoso con los medios.

Aún en los momentos más difíciles de su mandato, conservó siempre la compostura y la templanza que se requiere de un jefe de gobierno. Como anécdota personal puedo señalar que en muchas ocasiones, algunos “colegas” extralimitados en sus afectos, buscaban “bloquear” el acceso de algunos reporteros al gobernador durante las famosas entrevistas “de banqueta”, ante el temor fundado de que se le pudieran formular al Ejecutivo estatal algunas preguntas que pudieran parecer incómodas; sin embargo, el contar con un elevado volumen de voz siempre nos permitió anteponernos a estas prácticas, y en varias ocasiones, el propio Don Antonio era quien buscaba la oportunidad de responder a dichos cuestionamientos, usando la frase “repítame su pregunta, por favor” cuando consideraba pertinente que su postura quedara clara. Colmillo largo y retorcido el del cuautlense…

Descanse en paz Don Antonio Riva Palacio López. Nuestras sinceras condolencias a sus familiares y deudos.

DE BOTEPRONTO: Menudo chasco se llevaron aquellos que ya preparaban desde hace días la misma retahíla de alabanzas, lugares comunes y justificaciones con motivo de la visita del secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong a Nuevo Laredo, que fue cancelada de último momento para reprogramarse en fecha aún por definir.

El ambiente no tolera más falsos triunfalismos, y aunque el propio titular de la política interna del país ha sido claro al señalar que no hay todavía nada qué celebrar, sería muy pertinente que estas visitas se programen cuando haya algo

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