Es inconcebible lo que sucede dentro del campo de las telecomunicaciones: ni con la nueva ley que se discute en el Poder Legislativo federal hace que los consumidores tengamos un servicio acorde a lo que pagamos.
Ya no se diga que queremos que nos den buen trato o algo por el estilo, que es la obligación de estos individuos que se han hecho inmensamente ricos con los pagos que hacemos, sino que además tenemos que soportar los cortes de servicio.
El columnista hizo una llamada a una persona, de Telcel a Telcel, y siete veces se cortó la comunicación; obvio: siete llamadas son cobradas por el monstruo que ha sido injustamente condenado por Televisa y sus socios, sin embargo, tienen mucho de razón cuando hablan de un servicio deficiente, a la altura de los peores del mundo.
Telcel es el dominante dentro del mercado mexicano, pero se han empeñado en darnos un servicio deficiente. Telmex –Teléfonos de México- no se queda atrás y los que tenemos servicio de Infinitum tenemos que padecer a diario muchos minutos y hasta horas sin el servicio adecuado. Se “cae” la red cada vez que se les ocurre, sin que nadie haga algo o indemnice a los usuarios.
El servicio es muy malo, para hablar claro: nos dejan sin red, las llamadas se cortan y tienen un departamento que nos pregunta que qué opinamos de lo que nos dan: obvio, es pésimo, por no decir totalmente sufrible.
La empresa de Carlos Slim ha sido injustamente difamada por los monstruos –los otros- de la televisión que encabeza el señor Azcárraga. Somos testigos de que las tarifas de larga distancia no son como antes: hoy en día es más fácil y económico entablar conversación con los nuestros o los contactos de otras partes del país. Tenemos familiares en otras partes y hoy no gastamos lo que gastaríamos hace treinta años.
A Europa también vale la pena llamar con costes muy bajos. En eso, Televisa se ha equivocado, y más, cuando hablan de más de 22 mil millones de pesos que nos vamos a ahorrar los usuarios con la nueva ley.
Que nosotros sepamos, en nada nos beneficiará ese supuesto ahorro, porque es algo tan demagógico como irreal. Los ahorros de los grandes no repercuten en nosotros, los usuarios, y la verdad, lo que se maneja en las televisoras es una cadena de falacias y difamaciones, mentiras y amarillismo puro en contra de quien les quitó muchos millones por concepto de publicidad. Todo el problema es que Slim decidió no ser sujeto a los caprichos de las tarifas de Televisa y desde entonces han cargado con el monstruo de la telefonía celular.
Así de claro: la guerra entre dos monstruos de las telecomunicaciones.
Pero lo que sí es cierto es que Telmex nos ha dado poca calidad, nulo servicio y pésimas comunicaciones en estos días. No entendemos por qué la calidad que les caracterizó por años se ha ido a pique, pero si nos indignamos porque a veces no podemos cumplir con nuestro trabajo gracias a sus errores tecnológicos y de actitud.
Somos los consumidores los que pagamos tanta mala calidad y los que nunca tenemos una satisfacción. Pero no deje usted de pagar cuando le toca, porque le inundan con llamadas, recordatorios y el consecuente corte de servicio.
Nos preguntamos si cada vez que nos fallan podríamos dejar de pagarles. En eso sería muy bueno que la ley castigara a los que no cumplen.
Siguen los debates, siguen las guerras entre Azcárraga y Slim, pero en Ciudad Victoria, capital del hermoso estado de Tamaulipas estamos lejanos a esos pleitos donde se involucra a periodistas cuyo prestigio ha quedado reducido a nada, y aquí, entre las calles diecisiete y Carrera Torres, o el “ocho” y el Boulevard, seguimos teniendo el pésimo servicio que se han empeñado en entregarnos a cambio de tarifas que si bien es cierto no son las que quieren condenar las televisoras, sí son altas para la mala calidad que recibimos.
Ojalá la ley nos garantizara que tendremos buenos servicios, al menos.
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