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Sección: Editoriales / Confidencial

Tapan un pozo abriendo otro

Por: Rogelio Rodríguez 27/06/2014 | Actualizada a las 11:31h
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En el proceso de depuración o saneamiento de las corporaciones policiacas del país, los Gobiernos federal y estatal, se siguen olvidando de un tema de enorme trascendencia, y que al final de cuentas podría estar beneficiando a la delincuencia: darle seguimiento a los policías que son dados de baja.

¿Sabe el Gobierno cual ha sido el destino de esos agentes una vez que causaron baja?  Seguramente la respuesta oficial será un “si”  porque difícilmente un funcionario público admitirá que ha fallado, pero hacia dentro de las mismas corporaciones es un secreto a voces que no hay un seguimiento real a cada uno de los cientos o miles de elementos despedidos.

En pocas palabras, que una vez que un policía es despedido, la autoridad no vuelve a saber de él.

Y ahí es donde está la gravedad del asunto. Ahí es donde la autoridad tapa un pozo con el saneamiento de las instancias de seguridad pública y justicia, pero al mismo tiempo abre otro porque le suministra insumos a la delincuencia que busca combatir.

Recientemente me escribió al correo electrónico un lector,  para exigirme sustento estadístico o de encuestas sobre una opinión expresada aquí, pero hay situaciones como las de los policías donde basta con leer las noticias que se publican a diario, para saber que un alto número de quienes delinquen formaron parte, en algún momento , de corporaciones policiacas o de instancias de justicia.

Esa es una realidad innegable que no requiere probanzas. Es real que el Gobierno descuida a quienes expulsa de las corporaciones y también es real de que muchos de esos expulsados se brincan a las filas de la delincuencia, y en particular a las de la conocida como organizada.

Las razones que tienen esos ex policías para pasarse al lado de los malos pueden ser muy diversas, dependiendo de cada caso en particular, pero sin duda hay una gran mayoría que no encuentra otra alternativa de sobrevivencia económica porque lo único que saben hacer es eso: trabajar de policías, y al quedarse sin esa opción el recurso inmediato es ingresar al bando enemigo.

¿Qué hacer? Esa es una respuesta que compete a la autoridad misma, pero la lógica indica que lo menos que podría hacer el Gobierno es ofrecerles alternativa de empleo a quienes no son aptos para seguir en las corporaciones.

Seguramente habrá una mayoría que, gustosa, aceptara el ofrecimiento. Para ningún policía es grato quedarse desempleado a los 45 o 50 años de edad, y más cuando la única preparación que se tiene es esa: la de ser representante de la ley.

Esperemos que alguien en el Gobierno, tanto en el federal como en el estatal, reflexione sobre el tema. Resulta hasta de risa pensar que la autoridad misma le esté abasteciendo mano de obra calificada a la delincuencia.

Porque ese es otro punto, que los ex policías son personas expertas en manejo de armamento y técnicas policiales, pero que además cuentan con información privilegiada que en manos de quienes delinquen es oro molido.

¿Piensa usted igual que yo?

ASI ANDAN LAS COSAS.

roger_rogelio@hotmail.com

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