Los días de la Semana Santa fueron plenos de cintas referentes al tema: hemos visto una y mil versiones el juicio que sobre Jesús se hace y la forma en que el pueblo decide crucificarle.
Recordamos un poco aquel principio gubernamental llamado democracia y que debe prevalecer en nuestro país, ya que somos una nación que tiene en el pueblo su máximo poder, y éste, está representado por el Congreso, es decir, nuestros diputados.
Hacer leyes no es suficiente, porque muchas de éstas no se cumplen, y para muestra basta un botón: hace muchos años hay leyes que hablan de equidad de género y al día de hoy la gente se ríe de ellas: sigue habiendo violencia intrafamiliar con mujeres como víctimas, y siguen formándose en los hogares mujercitas con idea de que serán “para el marido”, asumiendo que la sumisión y obediencia son por consiguiente prioritarias.
Si el lector viera cuántas leyes existen se iría de espaldas: las hay para todo, aunque no apliquen en la práctica.
Todos tenemos una idea de los diputados que Ramiro Ramos Salinas se ha encargado de cambiar para la ciudadanía: quiere el líder del Congreso que no tengamos la idea de que son unos parásitos levantadedos ni nada que se le parezca: quiere que sus diputados se vean como gente trabajadora.
Y hemos visto en boletines de prensa que algunos de ellos van a sus comunidades a entregar beneficios: despensas y material deportivo a tal o cual escuela, lo que nos da gusto porque finalmente, la población es la que necesita al recuso.
Aunque para ser sinceros, con el salario de un diputado, bien podrían haber ayudado un poquito más.
No queremos, pues, diputados que se tomen la foto con el niño pobre o con el “viejito”, tan características de nuestra política chicharronera que se maneja en México. Eso ya no vende imagen, ya no se cree.
Queremos diputados que trabajan fuerte para que esos niños,. En lugar de recibir un par de pelotas y posar para la foto con los niños, hagan cumplir las leyes.
Impacta la toma de una película cuando Pilatos decide no castigar a Jesús, pero el pueblo es el que decide su calvario… su muerte.
Los diputados no han entendido quizá que son el poder del pueblo, que cada uno de ellos, amén de cobrar lo que cobran, representan a un porcentaje de la población, en este caso, del Tamaulipas que vivimos a diario, y padecen lo mismo que todos nosotros.
Queremos legisladores que no se encierren en sus oficinas y no escuchen a la gente, que dejen a un lado la soberbia actitud de “conceder” entrevistas o audiencias. Eso, querido amigo, solo para Dios: lo demás es soberbia.
Requerimos legisladores comprometidos con su gente y que realmente busquen su bienestar. Hay cosas que no entendemos –con todo respeto- como poner en el muro de honor del Congreso el nombre de las legisladoras actuales, por una actitud aparentemente de género. Nada tiene que ver el género con la calidad humana que pudieran o no tener.
Nada ganamos si siguen saliendo a las comunidades a tomarse fotos con los humildes, a decir que vamos a estar mejor cuando los impuestos siguen subiendo o los principales rubros para vivir bien no están atendidos. Necesitamos legisladores que trabajen y devenguen cada uno de los muchos pesos que se llevan a la bolsa.
Que dejen de comportarse como pandillas que votan por “bancadas” y se interesen por nosotros, los que los pusimos ahí. Que se ubiquen en su realidad y nos cumplan, que para eso les pagamos, y vaya que les pagamos bien.
Comentarios: entrenos@prodigy.net.mx
