La disciplina que a sus cuadros tanto reclaman las cúpulas partidistas, de ningún modo podría detener los conflictos internos en los siete órganos con registro oficial, pues son los aspirantes quienes más se auto promueven en los medios de comunicación masiva en busca de notoriedad.
Unos lo hacen de manera abierta (abordando temas inherentes a su actividad actual) y otros con cautela –usted ya lo habrá notado--, pero lo cierto es que la raza anda muy alborotada con el tema electoral.
Y eso que será hasta el 2015 cuando en Tamaulipas, como en todo el país, se lleve a cabo el proceso federal para designar legisladores de mayoría relativa.
Los aceleres, incluso, podrían subir de intensidad a partir de la semana entrante –una vez pasada la euforia con que se suele comentar la embriaguez del asueto de Semana Santa--, por lo que no debiera resultar extraño que a partir de entonces arrecien las zancadillas, los golpes bajos y todo lo inherente al juego sucio de la política.
Sobre todo porque de por vida ha sido natural que quienes aspiran acceder al Congreso de la Unión y resultan mentados en los medios de comunicación masiva, e incluso tomados en cuenta por la opinión pública, antepongan el protagonismo a su responsabilidad inmediata, trátese en el sector público como en el privado.
De ahí, entonces, que en los membretes no exista motivo alguno para tratar de disfrazar el proselitismo de sus cuadros con una falsa disciplina, pues hay que entender que el futurismo es algo natural en toda víspera de años electorales.
Y por eso, las calenturas del momento deben ser consideradas, literalmente, simples calenturas.
Comento lo anterior por el hecho de que en las últimas semanas los “auto-destapes” hayan surgido a granel.
Algunos motivados por los mismos aspirantes y el resto surgidos por obra y gracia de los panegiristas de éstos, pero al final de cuentas todos y cada uno han aceptado, en público o en lo oscurito, su anhelo de convertirse en diputados federales.
Es más, a las listas primarias se han agregado otros nombres cuya falsa disciplina los obligaba a no manifestar abiertamente su aspiración.
Pero, repito, a estas alturas ya todo el sector político está atrapado por la fiebre comicial.
Choque por todo
En la entidad el Partido Acción Nacional (PAN) opera una estrategia de confrontación política.
Y entre sus objetivos primarios, según se advierte, está ignorar todo llamado a impulsar un proceso electoral de altura, propositivo y de respeto.
Ahí tiene usted, por ejemplo, la actitud pendenciera del senador Francisco García Cabeza de Vaca, quien en el escándalo y la diatriba finca su ilusión de acrecentar la clientela comicial del membrete albiceleste.
Y es que en esta etapa de “calentamiento, ese legislador orienta sus esfuerzos a nulificar al adversario tanto como a la autoridad electoral y al aparato burocrático estatal, utilizando cualquier instrumento o medio a su alcance con fines beligerantes y perversos.
Como defensor (que se hace llamar) de la democracia y del cambio, él se muestra tan intransigente que su verdad depende del cristal con que mira.
No por ignorancia u omisión, sino tratando de desacreditar a priori el proceso electoral que iniciará formalmente hasta el año próximo, por su afán de pescar a río revuelto.
Los caminos de la civilidad y el respeto no forman parte de su lenguaje. Por el contrario, acostumbrado está a la agresión oral y a la calumnia, en tanto sus caprichos no sean cumplidos.
Ya ve usted que no respeta ni a sus mismos jerarcas de los comités directivos nacional y estatal, pues la arrogancia es, también, otro de sus atributos.
Lo más lamentable de este caso es la fractura que ya anima en la nomenclatura albiceleste estatal, sin que aparezca quien trate de resanarla, puesto que la llamada clase política anda sudando otras calenturas y poco les interesa si el legislador federal y los gerentes estatales del partido andan de la greña.
Vehículos oficiales
La contralora gubernamental, Silva Cavazos Lliteras, ha dicho una y potra vez que el uso de vehículos oficiales en los fines de semana o días de asueto forma parte de una prestación laboral a la que tienen derecho los burócratas.
En verdad ignoro cuáles sean las cláusulas de ese contrato, pero sé de la inconformidad que existe entre la población porque hay chóferes al volante de los automotores oficiales que hacen mal uso de ellos.
No sólo los sábados y domingos, que son los días en que provocan más accidentes viales, según las estadísticas mediáticas.
También abusan de lunes a viernes, por la mañana, cuando salen a dejar a la escuela a los hijos de sus patrones --responsables directos del resguardo de vehículos--, y pasado el mediodía (al recogerlos), ya que al amparo de su influyentismo no respetan señales de tránsito, invaden los carriles contrarios, se estacionan donde les da la gana, exhiben armas al paso de los alumnos y, lo peor, hasta dejan conducir a menores de 18 años.
Durante los días jueves, viernes, sábado y domingo santos sumaron una gran cantidad de vehículos oficiales los que circularon sobre las carreteras estatales y rúas de otras entidades.
Lo vi con mis propios ojos y de ello, también, se dieron cuenta decenas de conciudadanos que, a través de las redes sociales, coincidieron en hacer esta pregunta: “¿también es una prestación laboral que esos vehículos oficiales se utilicen como transporte de turismo particular?”
La interrogante amerita una respuesta convincente, ¿o no?
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