Hoy es Jueves 25 de Abril del 2024


Sección: Editoriales / En la Remington

Mis primeras palabras

Por: Ricardo Hernández 20/04/2014 | Actualizada a las 10:56h
La Nota se ha leído 1652 Veces

Mamita Sofía apenas pude aprender a escribir y mis primeras palabras las he escrito para ti. En una ocasión mi abuelita, Hortensia, estaba ocupada viendo una hoja de cuaderno, le pregunté qué era lo que veía tan sorprendida y me dijo: “Leo una carta de tu primo, Eduardo”.

Mi primo Eduardo tiene los mismos años que yo: seis, por eso le volví a preguntar a mi abue por qué mi primo sí sabía escribir cartas y yo no: “Es que tú no pones atención cuando el maestro se encuentra explicando y tu primo si, por eso”, al decir eso, me acarició la cabeza, me vio a los ojos a la vez con alegría, a la vez con tristeza. 

Le dije a mi abue que de ser así, le iba a decir a mi maestro que me enseñara lo más rápido posible para que yo pudiera escribir una carta igual que la de mi primo. Aunque mi abue me mostró la hoja, no pude entender ni una sola letra. Mi abue Hortensia dijo que las primeras palabras deben ser dedicadas a quien se quiere, y yo le dije a ella que la quería mucho pero como  a ti apenas así te he podido ver a través de mis sueños, pienso que debo dedicarte mis primeras letras, siendo que tú eres mi madre.  Por lo tanto te escribí lo siguiente, espero te agrade mis primeras palabras que han salido desde muy dentro de mi corazón:

Mamita Sofía: hay tantas cosas que quiero preguntarte, pero antes que nada, mi abue me advirtió que no escribiera palabras que te hicieran sentir mal, y que no me comprometiera en molestarte ni pedirte nada, a menos que tu lo puedas hacer si es tu gusto y placer. Lo que quiero preguntarte es lo siguiente: ¿por qué no estás conmigo? ¿Por qué no vienes a casa de mi abue, Hortensia?  Mi papito tampoco está conmigo ¿dónde anda? Yo quiero decirte que te quiero mucho, mucho, mucho.

A veces le cuento a mi maestro que yo tengo una madre muy bonita, también se los digo a mis compañeros de escuela. Cuando el abuelo Camilo me habla de ti ¡uy!, me brillan los ojos de emoción. He aprendido a escribir por el sólo hecho de pretender dedicarte mis primeras palabras: ¿te parece que voy bien en lo que te he escrito hasta ahora?, me gustaría saber qué piensas.

Si tan sólo estuviéramos platicando tú y yo juntos en algún lugar de la ciudad, como por ejemplo en un restaurante o en una cafetería o bueno, mamita Sofía, ¿qué te parece en el zoológico? ¿Verdad que es buena idea? Mi abue Hortensia me ha llevado a todos esos lugares a distraerme, le gusta llevarme a pasear. Las veces que me habla de ti dice que algún día vendrás por mí, pero que por ahora estás ocupada.

¿Trabajas mucho, mamita Sofía?

Cuando yo esté grande voy a trabajar para que no te falte nada. Así como aprendí a escribir rápido, también sé que pronto creceré y así podremos estar juntos. ¿Cuándo piensas venir a verme? El pasado fin de año llegué a pensar que durante la fiesta de navidad nos íbamos a ver, y que al llegar la noche, Santa Claus te traería en su trineo por lo que tu y él caerían por la chimenea…, a lo mejor estoy cometiendo ese error del que me habló mi abue, te he de estar haciendo sentir mal y esa no era la intención de mis primeras letras.

Yo te quiero mucho, mamita Sofía, aunque no estés conmigo; te voy a esperar todo el tiempo que sea necesario hasta el día que tú puedas venir a verme a la casa de mi abue, o donde tú quieras; has de conocer muchos hermosos lugares, de eso no lo dudo. Algo que también me prohibió la abue, es no mencionarte a mi papá, porque dice que es otra carta la que debo escribir para él. Esta es para ti, mamita Sofía, estoy ansioso por escribirte, tanto como pretendo verte. Tengo una fotografía tuya misma que he colocado bajo mi almohada. Eres muy bonita mamá Sofía, aparte eres joven y delgada.

¿Te gusta usar el cabello corto?

Dice mi abuela que tengo los mismos ojos que tu: redonditos y pequeños, incluso, una boca chiquita. Mamita Sofía, hoy estamos a fines del mes de abril, me gustaría poder darte un regalo, el primero que te podría hacer en tu vida y tú en la mía, me refiero para el 10 de mayo, mi abuela te va a depositar la carta  con la dirección que le dejaste.

Mándame a decir si para entonces podrás venir a verme a la escuela, o si yo podré ir a buscarte hasta dónde tú te encuentres. Cualquiera de las dos cosas podría resultar igual. Lo importante sería que ese día fuera un día especial para los dos.

Voy a ahorrar todo lo que el abuelo Camilo me da para mi recreo, pienso en comprarte algo que te guste, le pediré a mi abuela que me ayude en eso.

Lo cierto es que no dejo de pensar en agradarte: tu no me regales nada, por favor, no te molestes en hacerlo, mi abuela dice que un niño educado no debe esperar a que alguien le regale algo, por eso prefiero que sea yo quien te pueda obsequiar… no sé…; pero bueno mamita, me estoy extendiendo en tantas palabras que se me han estado ocurriendo.

Mamita Sofía, ¿podrás venir a verme para entonces?

Mi abuela dice que te encuentras viviendo en otra ciudad, estoy dispuesto a ahorrar hasta el último peso para irte a buscar, si es en otro país, lo mismo haré. Durante los últimos días me he estado durmiendo hasta muy tarde, pues pienso en ti, a veces yo mismo me acaricio la cara y los ojos pensando que es a ti a quien toco.

¿Cuándo fue la última vez que tú me hiciste un cariño?

¡Oh, mamita!, perdóname que te lo pregunte, tal vez me vea muy necio y mal educado, ¿pero cuándo fue que no recuerdo?, yo sé que lo has hecho ¿pero cuándo? Por la noche antes de dormir rezo una oración y le pido a diosito que te proteja y que nada malo te pase, luego le doy un beso a tu fotografía y no sé por qué tengo la sensación de que tú me das un beso en la frente. Dice mi abuela que me ve sonriendo cuando me encuentro dormido.

¡Oh, mamita Sofía! La verdad es que te veo en mi sueño tal y como te ves en ese verde jardín: con un vestido azul claro, los brazos a perlados; una rosa blanca adorna tu rostro; tienes una sonrisa de primavera. En eso no hay duda que yo me parezco a ti, tenemos increíblemente la misma expresión.  Mamita, me despido de ti dándote un beso como cada noche: en la frente.

Margarito J.

Ricardo Hernández Hernández
Poeta y columnista

Colaborador del portal:” Hoy Tamaulipas” hasta la fecha.

Actualmente estoy cursando un “Diplomado en Creación literaria” en la Biblioteca del Centro Cultural Tamaulipas, con el maestro José Luis Velarde.
adadasdas
HoyTamaulipas.net Derechos Reservados 2016
Tel: (834) 688-5326 y (834) 454-5577
Desde Estados Unidos marque: 01152 (834) 688-5326 y 01152 (834) 454-5577