Esta semana estaremos rebasando ya el primer tercio de este 2014 que, como ya hemos mencionado, será un año de “calentamiento” en el panorama político electoral en México, en el que apenas se celebrarán comicios locales en dos entidades federativas.
De manera inexorable se acerca con rapidez el 2015, año de elecciones federales, concurrentes con comicios de orden local prácticamente en la mitad del país.
La cita comicial también marcará la primera gran evaluación del electorado al gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto, cuyos niveles de aceptación marcan tendencias contrastantes, ya que mientras goza de amplio reconocimiento en lo que se refiere a las acciones concretadas en el combate a algunos liderazgos delictivos –como el notorio caso de la detención de Joaquín “El Chapo” Guzmán-, también enfrenta severos cuestionamientos sobre la falta de resultados tangibles en materia de política económica, y del desencanto que siguen provocando los efectos de sus reformas en materia hacendaria y recaudatoria.
Ambos apartados – el de la inseguridad y el económico- representan un delicado caldo de cultivo del cual sin duda abrevarán las fuerzas políticas que contenderán contra el PRI en la próxima contienda federal, y es indudable que tendrán múltiples argumentos en ese cometido.
En un escenario de crisis, es evidente que se abren áreas de oportunidad para quienes hacen política desde la oposición. Y es que en la política, como en muchas otras áreas de la vida social, es más fácil criticar que actuar.
Es por ello que en lo que resta del presente año, el esquema de prioridades en la agenda política y social para el gobierno de Peña Nieto marca diversas asignaturas como de urgente atención. Veamos algunas:
1.- Acreditar que las medidas en materia de política fiscal efectivamente van a redundar en beneficio de las mayorías. De lo contrario, al gobierno federal se le echará en cara que es un eficaz recaudador pero un poco eficiente administrador.
2.- Asumir un verdadero liderazgo en materia de combate a la inseguridad. A Felipe Calderón le operó el contra el tratar de incriminar a los gobiernos de los estados y municipios como cómplices y corresponsables de los embates de los grupos delictivos. Episodios como el del ridículo “Michoacanazo” pusieron en evidencia el ímpetu de la pasada administración por “repartir” aquello que no atinaba a resolver. Hasta que las estrategias aplicadas en entidades como Michoacán o Tamaulipas no arrojen resultados concretos y tangibles, es decir, que se manifiesten de manera evidente en la tranquilidad de la sociedad civil, no habrá elementos suficientes para presumir que el cambio de estrategia (“inteligencia sobre la fuerza”, como lo ha manifestado el Comisionado Nacional de Seguridad Monte Alejandro Rubido) ha sido suficiente y efectivo.
3.- Hará falta aterrizar las reformas estructurales. El haber obtenido en tiempo récord la aprobación de la agenda legislativa de Ejecutivo Federal no es garantía de que su operatividad caminará por sí sola. La nueva correlación de fuerzas políticas implica que el PRI no puede seguir siendo el “partido aplanadora”, y si se busca que la sociedad perciba el beneficio efectivo de las reformas estructurales, sobre la marcha se deberán construir los consensos para que cada apartado de la agenda (educación, política electoral, finanzas, energía, etc.), no se convierta en un coto de chantaje para las fuerzas opositoras.
4.- El gobierno de Peña Nieto tiene que hacer efectiva la territorialidad. Durante los sexenios de Fox y Calderón, las delegaciones federales desempeñaron el mero papel de agencia de colocaciones para los amigos, cómplices e incondicionales de los secretarios de despacho federal, así como el pago de canonjías para algunos cacicazgos locales. Si el Presidente Peña desea que la fuerza de su gobierno se perciba en todo el territorio nacional, debe dotar a los delegados federales de recursos y margen para operar. Cada entidad tiene sus respectivas prioridades y focos de atención. Si al estilo panista, la presencia gubernamental va a seguir siendo entendida como la capacidad para repartir despensas, becas y láminas… los resultados seguirán siendo igual de mediocres e ineficaces.
Sin pretender estar descubriendo el hilo negro, queda claro que tan sólo en los cuatro apartados mencionados con anterioridad, se vislumbra un pequeño vistazo a lo que puede ser la agenda temática de los candidatos opositores al PRI en 2015.
La tónica puede ser sencilla, si entendemos que en el juego de la política las mejores campañas se construyen diciendo al electorado lo que necesita escuchar.
La sociedad mexicana es cada vez más crítica y demandante. Y en este camino, reclama gobiernos que brinden respuestas rápidas y concretas a sus necesidades. Y lamentablemente, ahí no se admiten disculpas, discursos ni argumentos. Vivimos en la era de la inmediatez. Probablemente mucha de la gente que se manifiesta en las redes sociales jamás ha participado activamente en un movimiento social, pero queda claro que su peso en el debate preelectoral será tan agresivo como como contundente.
O dicho de otra manera: o el gobierno federal comienza a dar resultados concretos y tangibles, y encuentra una estrategia eficiente para comunicarlos, o terminará haciéndole por adelantado la tarea a sus opositores rumbo a la contienda electoral de 2015.
El momento de la verdad se acerca… Veremos y comentaremos.
DE BOTEPRONTO: En el escenario local, esta semana los 43 alcaldes tamaulipecos completarán sus primeros 6 meses y medio de ejercicio constitucional. ¿Alguno de ellos ha dado resultados sobresalientes? La ciudadanía tiene la palabra…
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