La Secretaría de Desarrollo Social ha anunciado que repartirá 60 mil aparatos de televisión digital en Reynosa, y suponemos que habrá algún reparto similar en otros puntos de la franja fronteriza.
El apagón analógico, ese que tanta gente se ha opuesto a aceptar y que somos un poco –o mucho- necios para aceptar los avances, ha llegado y no podemos dar marcha atrás.
Expertos en comunicación han visto este tema desde hace años, y a México le tocaba ya dar el paso; el entonces presidente del país Felipe Calderón quiso adelantar el proceso y fue detenido por un Congreso que buscó, en gran parte, estar contra las decisiones de un mandatario que no contaba con la mayoría partidista. Recordemos que los Congresos se manejan por bancadas y no por intereses ciudadanos. Lo anterior aplica en todos los niveles y entidades.
En fin, el caso es que habrá 60 mil televisiones en Reynosa, y serán distribuidas entre la población de escasos recursos como medida del gobierno, aún paternalista, de hacer que todo mundo tenga acceso a la nueva tecnología, que dentro de muy poco será la única para poder disponer de este medio de comunicación masiva.
“La burra no era arisca: la hicieron” reza un viejo refrán, y desgraciadamente algunos pensamos que la distribución de aparatos se llevará a cabo como aquellos programas de “Oportunidades” y más, en donde las listas de beneficiarios como sucedió en Procampo la componían distinguidos ciudadanos que nada tenían que hacer en los recursos federales destinados a quien lo necesita. ¿Se repartirán en forma justa las televisiones? Es la gran incógnita de mucha gente.
Hay pueblos y ciudades en el mundo que dieron ya el gran paso del apagón analógico; en algunos casos, el gobierno entregó convertidores para poder captar la nueva imagen, y en otros, subsidió la adquisición de aparatos receptores -televisores, pues- para que la población pudiera incorporarse al progreso. Ya no al futuro, sino al presente que nos toca vivir.
Iniciará en breve el proceso de selección de beneficiarios, y otros tendremos que buscar alternativas para adquirir los aparatos necesarios que nos permitan disfrutar de la programación –bastante mala, por cierto- de la televisión abierta. Se habla de que inicia el programa en la franja fronteriza, pero debemos estar preparados, porque dentro de muy poco tiempo la entidad completa se incorporará a este sistema, y posteriormente el país será digital completamente en materia de televisión.
Es el precio del progreso.
Sucedió cuando entró la televisión a colores, con la salvedad de que hoy en día puede uno aún disponer de un aparato en blanco y negro sin problema para ver cualquier programa, salvo la incomodidad de no disfrutarlo a todo color. La televisión digital viene a ser un paso importante en las comunicaciones del milenio.
En el ahora que vivimos, debemos dar el paso, y viene para el país, como dijimos anteriormente: la era digital está ya sobre nosotros y hemos de adaptarnos como lo hemos hecho al vivir inmersos en un mundo de tecnología que probablemente no soñamos cuando éramos pequeños. No esperábamos, seguramente, tener en nuestra mano un instrumento que nos permitiera registrar una imagen y compartirla con el mundo entero en cuestión de segundos.
Hemos de estar preparados para la era digital, pues.
Y en la frontera, las autoridades deberán hacer una escrupulosa selección de los beneficiarios, para que la ciudadanía no pierda la confianza, y pueda incorporarse a este paso del desarrollo tecnológico.
Ya se anunció en Reynosa; seguirá, probablemente, Matamoros o Nuevo Laredo, y posteriormente otros municipios de la llamada frontera chica.
Luego, el resto de la entidad, así que hay que prepararnos para ello.
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