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Sección: Editoriales / Anecdotario

Ocho por ocho carriles

Por: Javier Rosales 24/03/2014 | Actualizada a las 00:22h
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En su honor se han escrito bellas y emblemáticas melodías a lo largo de la historia que sacuden, que ponen chinita la piel.

Él es vida, es altivo y desde arriba parece que nos saluda con sus hojas al pasar, con las que trata de alcanzarnos como para acariciarnos.

Son una fuente de oxigeno y son hermosos porque le regalan esplendor a la avenida, a la acera, a la casa, donde sin ellos la vida no es vida.

Pero su destino es similar al de nuestros viejos, porque el tiempo no perdona y al final se les ve con recelo, con indiferencia y se les va rezagando como si fueran un estorbo.

Son, como nosotros seremos, un material de desecho que perturba, que obstruye, que molesta, pero así está escrito en la vida.

Y todo esto va con relación a los trabajos que realiza el ayuntamiento de Ciudad Victoria, Tamaulipas, para ampliar la avenida 8 a ocho carriles, donde son los árboles un gran obstáculo y cuyo derribamiento está generando algunas resistencias entre los grupos ecologistas locales.

Son más de cien árboles a los que se les pasara por la guillotina sin piedad, sin embargo al progreso no se le puede frenar, porque como dicen los políticos “para atrás, ni para tomar vuelo”.

Ellos, los grupos defensores de la ecología, proponen que a esos árboles que se cruzaron en el camino se les transplante, pero eso no es así de sencillo.

Y es que para que se procede a esa estrategia se deben tomar algunos puntos en cuenta,  entre ellos el gasto económico que significa  y si los árboles padecen enfermedades como caries, su debilidad y otros padecimientos.

Además, que el transplante de un árbol se debe hacer en pleno invierno ,que es la temporada en la que más agua requiere, y se tiene que extraer  completo y con copellón – una enorme masa de tierra- que proteja sus raíces - , de lo contrario, según lo que indica el Manual Técnico de Transplante- su sobrevivencia  estará condenada al fracaso.

Tal vez, por eso, en Huixquilucan, se sacrificaron mil 600 cedros para construir la vialidad de Barranca del Negro, algo similar a lo que se hizo en Guadalajara, en Puerto Vallarta y en un municipio de Tabasco, donde el número de árboles que se derribó fue de 10 mil en las márgenes del Río Medellín.

Aquí, lo importante, como se hizo en esos lugares, es que el municipio se comprometa a plantar por lo menos tres árboles por cada uno que derriba, porque aunque Ciudad Victoria no adolece de problemas de contaminación, su preservación es esencial.

Contra el progreso no se juega y, si, realmente la avenida del 8 requiere urgentemente de una ampliación, pero sin dañar a la ecología.

Basta, decir, que los embotellamientos en esa zona son constantes, además de que esa avenida es como la carta de presentación de los compatriotas que nos visitan y que tienen catalogada a nuestra capital como una localidad moderna que a cada paso va esculpiendo más su rostro.

En distinción al árbol se han escrito docenas de canciones como El tronco del árbol, El árbol amarillo, El árbol solo y el Arbol de la plaza, pero la más conocida de todas es la de Mi árbol y yo, de Alberto Cortez, que habla de la infancia, del cariño y del respeto que se ha ganado a pulso ese cuerpo alto, inerte y atlético con greñas verdes.

Todo sea por el progreso y por la comodidad.

Porque el crecimiento y la necesidad.

Le empieza a ganar a esta ciudad.

Correo electrónico: tecnico.lobo1@gmail.com

Javier Rosales

Columnista en Tamaulipas. Su columna Anecdotario es publicada en diversos medios de comunicación.
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