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"Una vergüenza que no exista Biblia católica náhuatl": Arizmendi

El obispo de San Cristóbal de la Casas, Felipe Arizmendi, calificó de "una vergüenza" que no exista una Biblia católica y textos de la misa traducidos al náhuatl, lengua que habló la Virgen de Guadalupe

16/12/2013 | Actualizada a las 14:50h
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Ciudad del Vaticano, (Notimex).- El obispo de San Cristóbal de la Casas, Felipe Arizmendi, calificó de "una vergüenza" que no exista una Biblia católica y textos de la misa traducidos al náhuatl, lengua que habló la Virgen de Guadalupe y hoy un millón y medio de mexicanos.

En entrevista con Notimex el clérigo reveló que ese y otros temas relacionados con las poblaciones indígenas centraron una audiencia privada de 25 minutos con el Papa Francisco el 12 de diciembre en El Vaticano y en la cual estuvo acompañado por su auxiliar, Enrique Díaz Díaz.

Recordó que en octubre pasado el Pontífice aprobó las fórmulas correspondientes a las partes centrales de los siete sacramentos en lenguas Tzotzil y Tzetzal, pero aún requieren la aprobación los textos completos de la misa en esos mismos idiomas.

Esas redacciones se encuentran en la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de la Santa Sede, donde se están analizando minuciosamente.

"El Papa escuchó con mucha atención y nos dio muchas esperanzas que se aprobarán con relativa prontitud", agregó.

Precisó que el náhuatl todavía no es autorizado como lengua litúrgica por El Vaticano, aunque la Conferencia del Episcopado Mexicano ya avanzó la petición. Una vez que se apruebe como tal, se mandarán a Roma los textos para su estudio.

"Es una vergüenza que no tengamos ni una Biblia católica en esa lengua cuando existen otras cinco realizadas por los protestantes, según las etnias. Es una injusticia que hemos cometido y nos da vergüenza también que no haya misa autorizada en náhuatl", señaló.

Estableció que mientras se espera la primera autorización de la Sede Apostólica, cinco obispos mexicanos ya se han involucrado en un amplio proceso de traducción.

Estimó que el trabajo durará al menos dos años más, porque cada cuatro meses los delegados de las 16 diócesis mexicanas en las cuales se habla esa lengua se reúnen, acuerdan las respectivas traducciones y luego las llevan a sus diferentes comunidades para ver si los textos realmente se comprenden.

"(Hasta ahora) no se había hecho la traducción porque existen varias diferencias regionales y no había acuerdo, cada quien quería imponer la suya", reconoció.

"Pero ya hubo un acuerdo casi como un milagro de la Virgen, llegaron a un consenso y comenzamos a traducir el Padre Nuestro, el Ave María y hoy estamos casi terminando la misa. Los mandaremos, pero el primer paso es que se autorice el náhuatl como idioma litúrgico", apuntó.

Arizmendi informó que el segundo tema tratado con el Papa corresponde a la prohibición de ordenar nuevos diáconos permanentes casados, que se mantiene vigente en San Cristóbal de las Casas desde 2006 por instrucción de la Santa Sede.

Sostuvo que, en su momento, la desconfianza llevó a las autoridades vaticanas a pensar que eran demasiados los diáconos en la diócesis y se temieron presiones para que algunos de ellos se convirtiesen en sacerdotes casados, lo cual hubiese provocado "una disidencia notable".

Además dijo que en Roma existía preocupación porque surgiese una "Iglesia autónoma" que fuese por sus propios rumbos, en lugar de una "Iglesia autóctona" según las recomendaciones del Concilio Vaticano II.

Pero explicó que actualmente ya son 98 sacerdotes y 66 seminaristas en la diócesis, de los cuales seis y 32 respectivamente son indígenas.

Aseguró que, hoy por hoy, ningún diácono pide ser sacerdote casado y que jamás se ha pensado en autonomía alguna, porque esa demarcación eclesiástica pretende caminar junto a la Iglesia universal.

"De esta manera se abren caminos para que sean ellos responsables de la Iglesia y no sólo empleados. Que vayan asumiendo puestos importantes en la diócesis. Soñamos que llegue el tiempo en que no sean sólo sacerdotes sino también obispos indígenas", señaló.

"En México existen 12 millones de indígenas pero ningún obispo de ese grupo social. Las autoridades de la Santa Sede y el Papa Francisco han mostrado mucha apertura a las señales que Dios nos está mandando para que se retomen las ordenaciones. Esto obviamente no ocurrirá de un día para otro, porque es un proceso", apuntó.

Dijo haber siempre apostado al diálogo, no obstante incomprensiones y faltas de comunicación. Y confió que las cosas cambiarán en el actual pontificado.

"Con el Papa Francisco hay más apertura porque él conoce la realidad latinoamericana, donde el tema indígena es álgido. Su presencia nos ayudará aún más. Ojo, en los anteriores no señaló mala voluntad o ignorancia, sino falta de comunicación. Nosotros vemos con esperanza un tiempo con un mayor espacio para los pueblos originarios", ponderó.

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